NO
ENTRENO PORQUE TENGO QUE ESTUDIAR.
ESTOY
CASTIGADO POR NO ESTUDIAR ASÍ QUE NO PUEDO IR A ENTRENAR.
Estas dos frases se escuchan
mucho en cualquier club deportivo.
La primera es por falta de
organización, no es posible que estudien desde las 3 de la tarde hasta las 11
de la noche. Habrá algún día que si se ven agobiados por varios exámenes y
algunos trabajos, esto será por no haberse planificado la semana de forma
coherente y repartir las tareas entre todos los días y horas. Muchos
no vienen
a entrenar por motivos de estudio, se quedan en sus casas, estudian de 15.00 hr. a 18.00 hr. y luego a ver la tele, jugar a la play, salir a la calle, y no acuden al
entrenamiento.
Hacerse un horario de tarde, para
repartir las horas que tengo en las cosas principales: estudio y deporte y
luego lo demás: ocio, tareas domésticas,... y repartir horas de estudio en
función de los exámenes y trabajos que hay durante la semana.
Y la segundo que se suele
escuchar mucho, castigar con no venir a su deporte ¿es beneficioso quitar al
niño el compromiso y los valores que se adquieren con el deporte? lo ideal
sería ver el deporte como una asignatura más, tan importante o más que lo que
se estudia por las mañanas, porque en el deporte se adquieren hábitos y valores
que no se instruyen en el Instituto. "Es
que no van a vivir del deporte" es la típica frase cuando
se insta a que los niños se comprometan con su deporte. Pero es que
probablemente no vayan a ser curas y estudian religión, muchos se decantarán
por estudios de letras con lo que las matemáticas y la física no le ayudarán
mucho. El deporte da a las personas ciertos valores que no se alcanzan en la
educación clásica y que son vitales para desarrollarse como personas en un
futuro tanto a nivel profesional como humano.
¡CASTIGADO!
ESTA SEMANA NI ENTRENAS NI HAY PARTIDO ASÍ APRENDERÁS.
Todos conocemos esta frase pero,
¿sirve de algo? Sabemos la gran lista de beneficios físicos que tiene el
deporte:
- fortalece los músculos y huesos.
- previene la obesidad.
- previene el riesgo de
enfermedades tales como la diabetes.
- puede corregir posibles
defectos físicos.
- ayuda a coordinar movimientos.
- estimula la higiene y la
salud.
- duermen mejor…
Pero, ¿y cómo herramienta
educativa y psicológica? El cerebro de un niño/a deportista es más activo, la
atención y la concentración toman protagonismo, escuchan, asimilan, actúan
según directrices de sus entrenadores y a la vez se centran en movimientos sin
perder de vista a sus compañeros. Es su día a día en el entrenamiento.
Su práctica fomenta el ser
perseverante, tolerar el error propio y el de los compañeros y aprender de
ellos como parte del proceso de aprendizaje. Los niños se sienten de este modo
protagonistas activos de su aprendizaje repercutiendo de una manera valiosísima
en su autoconfianza, auto concepto y autoestima, compañeros de viaje a lo largo
de todas sus vidas.
Cada día que privas a tu hijo/a
de la práctica deportiva impides su desarrollo físico, mental y de su larga
lista de beneficios. Desde pequeños la clave es establecer los límites con
firmeza y alternativas educativas ingeniosas para que el castigo sea la
excepción y no la regla. En muchos casos, el castigo extingue la conducta de
manera puntual, pero la raíz del problema no se soluciona y muchos niños/as
siguen “haciéndola” cuando pueden o cuando creen que no les ven.
El castigo de moda: “Te dejo
sin…” Está demostrando que no es efectivo y de allí conocidas expresiones: “le
da igual que le deje sin…” Porque para que sea castigo educativo tiene que
suponerle un esfuerzo, algo que le ayuda a auto controlarse.
Si le castigas sin ir a entrenar
no sólo no hace el esfuerzo que tenía que hacer para desplazarse, sino que
además deja de hacer lo que estaba haciendo, no cumple con el compromiso que
tiene con sus compañeros etc… Es decir, estás fomentando la no responsabilidad.
Reflexión:
Pautas claras y dialogo en el
momento adecuado para transmitir las normas es la clave para un nuevo comienzo.
Aprenden a socializarse con
nuevos compañeros, a ganar y compartir triunfos, a perder y saber tolerar la
frustración, a experimentar emociones, a controlar la impulsividad en unos
casos y vencer la timidez en otros, a reducir la ansiedad; a respetar las
normas, al entrenador, a los jugadores rivales y a los árbitros. Aprenden a
aumentar su confianza (porque de cada uno depende el resto del equipo), se
crean lazos de ayuda entre ellos, se fomenta la colaboración, se promueve una
mejor gestión del tiempo al tener que estudiar o hacer deberes, les enseña a
fijar metas, les desarrolla habilidades como el pensamiento estratégico, la
capacidad de liderar, se les desarrolla pertenencia a un grupo con intereses y
objetivos comunes, se les enseña a ser responsables y a cumplir con lo que uno
se compromete y se comienza a desarrollar el hábito deportivo.
Entonces, desde mi punto de
vista como padre, como entrenador y como coach deportivo, ¿qué ganas castigando
a tu hijo sin entrenar o jugar? ¿Tendrá más tiempo para estudiar?
Posiblemente sí, pero ¿usará ese
tiempo para ello? Los expertos dicen que hay un límite, que cada 45 minutos se
debe dar un descanso, ¿entrenando a media tarde en lo que les gusta y les
motiva? Si tu hijo está muy comprometido con el grupo, con su deporte, con
darlo todo entrenando…
¿Qué mensaje le estamos dando si
le quitamos, por ejemplo, el partido? ¿se ha esforzado? ¿ha cumplido con su
compromiso? ¿Crees que debería obtener su premio y apoyarlo el sábado en la
competición? El día es sobradamente largo para que dé tiempo a todo, sólo hace
falta un plan de acción para que organicen su tiempo, para que aprendan a
hacerlo. Dejemos que desarrollen su talento, que experimenten para encontrarlo.
No digo que vivan del deporte y menos del nuestro, aunque quién sabes s¡
algunos se ganarán la vida con esto el día de mañana…ya sea jugando,
entrenando, arbitrando etc. Lo que sí creo es que esta forma de aprendizaje les
puede aportar otras muchas cosas en su vida. Nuestra educación está hecha para
sacar personas en serie con un pensamiento y habilidades comunes. Empecemos a
dejar volar el talento de las personas para que luchen por sus sueños.
¿Os preguntáis que notas sacaban
Rafa Nadal, Miguel Induráin, Michael Phelps, etc…? ¿Y si sus padres hubieran
coartado su talento por un par de suspensos de mates? Lo que la sociedad se
hubiera perdido…
Pensar que cuando castigáis a
vuestro hijo, castigáis a todo el grupo: al entrenador y a los padres que no lo
hacen. Porque todos somos una gran familia con la que nos comprometemos al
inicio de la temporada y si un miembro de ella falla, todos lo sufrimos.
Texto recogido de la web del Grupo Balonmano Gáldar.
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